¿Qué es una fístula dental?

La fístula suele ser un canal muy pequeño entre un proceso infeccioso de origen dental y el exterior. Sabemos de la existencia de la fístula por una especie de «punto blanco» que al tocarlo expulsa pus. Este «punto blanco» normalmente se produce después de un periodo de mayor dolor o inflamación de la zona. Al producirse la fístula el pus acumulado en el interior es expulsado hacia afuera, descomprimiendo y aliviando la zona afectada. La fístula es normalmente originada por procesos infecciosos de origen dental: caries profundas, tratamientos de conductos fallidos, fracturas dentales, etc. La fístula no cura la infección, es simplemente un mecanismo defensivo de nuestro cuerpo, por eso es necesario acudir al odontólogo para un tratamiento adecuado. El uso de un antibiótico puede producir la desaparición del absceso, aunque esto no quiere decir que se haya curado o eliminado la causa del proceso infeccioso. Posteriormente se debe realizar un tratamiento adecuado para tratar la causa que haya generado la fístula: un extracción, un tratamiento de conductos u otro tratamiento.