¿Por qué reponer una pieza perdida?

 

 

A veces escuchamos las frases “me falta un diente” o “perdí una pieza en aquella época…” sin que continúe un interés por su reposición.

A lo largo de nuestra vida podemos comenzar a tener perdidas dentales tanto ocasionadas por una enfermedad,  o accidente, como por nuestra higiene dental, genética u otros motivos.

Lo que en principio nos puede afectar de forma estética y social, puede originar más tarde en malestar, mal oclusión,  dolor e incluso enfermedades bucodentales.

Por ellos debemos de solventar estas ausencias e incluso reemplazar las piezas dentales deterioradas  por otras en perfecto estado. Está claro que en principio se debe de intentar mantener las piezas propias de cada persona pero cuando estas faltan suplantarlas por prótesis adecuadas a las necesidades de cada individuo tanto económicas como de diseño y material.

Las prótesis puedes ser tanto removibles (“quita y pon”) como fija, estas últimas mucho más estéticas , integradas y cómodas para el paciente. Pueden ser tanto cementadas como atornilladas y ambas en el presente están consiguiendo muy buenos resultados gracias a sus materiales  altamente estéticos y resistentes , dando por ello un mejor resultado funcional y estético.

Así lo más adecuado es ir a nuestro dentista de confianza para una revisión y  diagnóstico de nuestra boca, el cual nos presentará un presupuesto adecuado a nuestras necesidades.

¿Por qué debemos reponer una pieza ausente? Sencillamente porque cada diente tiene una función específica a realizar. Al igual que en una orquesta todos los instrumentos son importantes para que la música suene bien, en nuestra boca  cada diente desempacha un papel en la masticación. Los incisivos, por ejemplo, nos sirven para cortar, los caninos para desgarrar, mientras que los premolares y molares se encargan de  triturar los alimentos. Si nos falta alguno de ellos, el resto de piezas que quedan en boca deberán compensar la función del ausente. Las posibles consecuencias son:

– Difultad al masticar. Con la ausencia de una o varias piezas dentales el resto de los dientes tienen que trabajar más, produciendo una sobrecarga en ellos que nos puede llevar a desgastes o incluso en casos más graves a problemas en la articulación

– Movimientos dentales. Los dientes vecinos al perdido tienden a ocupar su espacio, lo que nos deja espacios donde se puede empaquetar comida, con esto aumenta el riesgo de padecer caries y de problemas de encía como inflamación y sangrado.  El diente contrario al perdido se extruye, es decir sale del hueso buscando “su pareja” dejando poco a poco al descubierto la raíz dental y produciendo problemas de sensibilidad.

– Atrofiamiento del hueso donde estaba el diente perdido, al dejar de tener función.

– Pérdida de la estética

– Problemas digestivos al no poder realizar de una forma correcta la masticación de los alimentos.

Para evitar todos estos posibles problemas debemos mantener a toda costa cada uno de nuestros dientes, tratándolos como pequeñas perlas a mantener a lo largo de nuestra vida.

En caso de haber sufrido ya la pérdida de alguno de ellos, es de vital importancia reemplazarlo con algunas de las alternativas de las que disponemos hoy en día. Estas pueden ser desde algún aparato removible de “quita y pon” hasta puentes fijos o implantes dentales.

Ven a visitarnos, te informaremos sin ningún tipo de compromiso.