Más vale un diente que un diamante

En el Siglo de Oro un alto porcentaje de la población española perdía íntegramente su dentadura debido, fundamentalmente, a la falta de higiene bucal. Miguel de Cervantes se hizo eco de este problema sanitario y lo refleja en varios pasajes de su obra cumbre, Don Quijote de la Mancha, además de plasmar en ella sus más que notables conocimientos sobre medicina.

 

Don Quijote de la Mancha

Con un desparpajo encomiable, Cervantes hace referencia en la novela a la alimentación, el hambre, la obesidad, la delgadez, la salud dental, el sueño, los traumatismos y heridas, el dolor, la higiene personal, la lipotimia, la menopausia y una larga lista de síntomas y enfermedades variopintas: lepra, infarto, dermatitis seborreica, sordera, sonambulismo, malaria, estrabismo…

 

Pero nosotros a lo nuestro: podemos hacernos una fiel idea de lo que sería la boca del hidalgo caballero a través de las múltiples referencias que hay en la novela. Don Quijote pierde en el maxilar inferior derecho dos piezas y media a causa del sangrado de las encías -gingivorragia- y confiesa que jamás sufrió neguijón o caries. Sin embargo, por una violenta pedrada, “le llevaron de camino tres o cuatro dientes y muelas de la boca… deste lado derecho de la quijada alta“.

 

El novelista alcalaíno menciona el reuma y los catarros como otras dos causas responsables del deterioro dental y expresa por boca del caballero andante su inquietud por el cuidado bucal: “más quisiera que me hubieran derribado un brazo, como no fuera el de la espada. Porque te hago saber, Sancho, que la boca sin muelas es como molino sin piedra, y en mucho más se ha de estimar un diente que un diamante”. A Don Quijote también le inquieta la limpieza dental, pues recomienda que el caballero, al terminar la comida, “se quedará recostado sobre la silla mondándose los dientes como es costumbre“.

 

Y es que Cervantes tenía razones para estar preocupado por la higiene y la salud dental. El ilustre novelista, poeta y dramaturgo español del Siglo de Oro fue el encargado de describir lo desastroso de su propia boca en el prólogo de sus Novelas Ejemplares: “la boca pequeña, los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, y ésos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros”.

 

En la Clínica dental Herrero del Pozo nos preguntamos, ¿Sería Cervantes un posible candidato al uso de una prótesis dental?